(fragmento de:)
Fausto
El cuarto de Margarita.
(Habla Margarita sola y sentada junto a su torno)
¡Tengo herido el corazón
y también herida el alma;
querer recobrar la calma
que perdí, es vana ilusión!
¡Es mi tormento su ausencia:
sin él detesto la vida,
sólo estoy de gozo henchida
al tenerle en mi prensencia!
Me abate crudo dolor,
mi corazón se estremece
y nadie se compadece
de mi descuidado amor.
No me atrevo a recordar
las horas en que podía
la enamorada alma mía
con él de amores hablar.
Pues ese amor tan ardiente
que mi existencia devora,
si él, martirio es ahora
que me mata lentamente.
¡Tengo herido el corazón
y también herida el alma;
querer recordar la calma
que perdí, es vana ilusión!
Si me asomo a la ventana
es por él; con ciego anhelo
le busco en la tierra y cielo,
le espero tarde y mañana.
Sus ojos me cautivaron;
me agradó su gentileza;
su arrogancia y gentileza
mis sentidos sojuzgaron.
Y, con loco desvarío,
no fui yo, fue mi desdicha
quien puso mi amor, mi dicha,
entre sus brazos. ¡Dios mío!
¡Tengo herido el corazón
y también herida el alma;
querer recobrar la calma
que perdí, es vana ilusión!
Mi ser de llorar cansado
en busca de él quisiera,
¡Por verle, yo qué no diera,
y por tenerle a mi lado!
De gozo y placer henchida
quisiera oírle y besarle,
aun cuando luego al dejarle
le viese perder la vida.
--Johann Wolfgang Goethe