Rimas

 

XX

Sabe, si alguna vez tus labios rojos

quema invisible atmósfera abrasada,

que el alma que hablar puede con los ojos

también puede besar con la mirada.

 

 

 

XXII

¿Cómo vive esa rosa que has prendido

junto a tu corazón?

Nunca hasta ahora contemplé en la tierra

sobre el volcán la flor.

 

 

 

XXIII

Por una mirada, un mundo;

por una sonrisa, un cielo;

por un beso...,¡yo no sé

qué te diera por un beso!

 

 

XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima

y a mi labio una frase de perdón;

habló el orgullo y enjugó su llanto,

y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;

pero al pensar en nuestro mutuo amor,

yo digo aún: «¿Por qué callé aquel día?»,

y ella diría: «¿Por qué no lloré yo?»

 

 
 

XXXIII

Es cuestión de palabras, y, no obstante,

ni tú ni yo jamás,

después de lo pasado, convendremos

en quién la culpa está.

 

¡Lástima que el amor un diccionario

no tenga dónde hallar

cuándo el orgullo es simple orgullo

y cuándo es dignidad!

 

 

XXXV

¡No me admiró tu olvido! Aunque un día,

me admiró tu cariño más;

porque lo que hay en mí vale algo,

eso...¡ni lo pudiste sospechar!

 


XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire.

Las lágrimas son agua y van al mar.

Dime, mujer: cuando el amor se olvida,

¿sabes tú adónde va?

 

 

LX

Mi vida es un erïal:

flor que toco se deshoja;

que en mi camino fatal,

alguien va sembrando el mal

para que yo lo recoja.

 

 

LXIII

Como enjambre de abejas irritadas,

de un oscuro rincón de la memoria

salen a perseguirme los recuerdos

de las pasadas horas.

 


    --Gustavo Adolfo Bécquer

       Rimas, leyendas y narraciones