La sombra dolorosa
Gemían los rebaños. Los caminos
llenábase de lúgubres cortejos;
una congoja de holocaustos viejos
ahogaba los silencios campesinos.
Bajo el misterio de los velos finos,
evocabas los símbolos perplejos,
hierática, perdiéndote a lo lejos
con tus húmedos ojos mortecinos.
Mientras unidos por un mal hermano,
me hablan con suprema confidencia
los mudos apretones de tu mano,
manchó la soñadora transparencia
de la tarde infinita el tren lejano
aullando de dolor hacia la ausencia.
--Julio Herrera y Reissing (1875-1910)