La loca
Y llegó el coche blanco de la policía
y se llevó a la loca. Eran las tres de la mañana.
Los policías charlaron un poco con los vecinos
[todos salimos a la calle en estas ocasiones
y la loca gritaba, gritaba su no tiempo, no no gritar,
[su no noche,
su ser loca a las tres de la mañana.
No quiero que me lleven así, sin ceremonia. No quiero.
Quiero
hacer un escándalo verdadero y temible a la hora de
[salida de los empleados
obstaculizar el tránsito, crear arrebatos, indignaciones y
solaridades
de otros que como yo anden sin Dios por esas calles,
quiero
que me llevan por fuerza, me anatematicen y me condenen
[a la hoguera,
que no les sea fácil
a mí no me es fácil,
tan sola, tan sin gritar, tan propia siempre, tan
señorita la del cuarto lleno de plantas con flores y libros
con palabras y una
cama en la que proliferan
hongos venenosos en los esqueletos
de hombres soñados hasta el
hartazgo de la mañana, cuando
se ducha y se pinta los labios,
no es fácil
que no les sea fácil,
están muy equivocados mis vecinos si creen que va
a ser fácil.
--Graciela Reyes