En mi pecho tu mano es una corza
Tu mano,
tu mano es pequeña,
y en el cosmos
su dimensión
quizá no tenga
la menor importancia.
Tus ojos la ven,
y ya no piensan nada
sobre ella,
acostumbrados como están
a la ternura
de todas las cosas
habituales.
Pequeña,
muy pequeña es tu mano,
y junto al astro
más diminuto de todos
tu mano ya no cuenta,
amor mío,
pero para mí
tiene tu mano lunas y otoños,
y mucho mundo
en capacidad de amanacer.
Y cuando tu mano
se acerca a mi rostro
es un naranjo suave,
que me cubre
tibiamente con sus hojas.
Y cuando salta
a mi pecho,
tu mano,
tu pequeña mano,
es una corza,
que corre gozosa
y de pronto se para
y oye en la más larga lejanía
un profundo lenguaje
que sólo ella
entiende
en todo el universo.
Tu mano,
tu pequeña mano,
es entonces,
por ahora
los más grande
que existe en el espacio
para mí.
--Otto René Castillo
Para que no cayera la esperanza