en memoria del poeta
Lento para vivir y silencioso,
siempre volvía de un oculto huerto.
Tímido en la aventura de su gozo,
como entre niebla el pie perdido, incierto.
ĦAy, le ardía de pronto el doloroso
signo de amor en el costado abierto!
La soledad la amaba, y de su pozo
bebía, preparándose a estar muerto.
Por el ultraje de la guerra, el hombre
le iba doliendo dentro, malherido.
En el nombre del hombre escribiría.
Noble canciones hizo. Ya su nombre
con su vida, viajaron al olvido
en soledad, en gozo, en agonía.
--Isaac Felipe Azofeifa
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