Calderon de la barca
la vida es sueÑo
Jornada primera, escena ii
Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
¿Habrá otro-entre sí decía-
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
la hojas que él arrojó.
Quejoso de la fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?;
piadoso me has respondido;
pues volviendo en mi sentido
hallo que las penas mías
para hacerlas tú alegrías
las hubíeras recogido.
Y por si acaso, mis penas
pueden en algo aliviarte,
óyelas atento, y toma
las que dellas me sobraren.
Yo soy...