Arias tristes

  (5)

 

Yo no volveré. Y la noche

tibia, serena y callada,

dormirá el mundo, a los rayos

de su luna solitaria.

 

Mi cuerpo no estará allí,

y por la abierta ventana,

entrará una brisa fresca,

preguntando por mi alma.

 

No sé si habrá quien me aguarde

de mi doble ausencia larga,

o quien bese mi recuerdo,

entre caricias y lágrimas.

 

Pero habrá estrellas y flores

y suspiros y esperanzas,

y amor en las avenidas,

a la sombra de las ramas.

 

Y sonará ese piano,

como en esta noche plácida,

y no tendrá quien lo escuche

 

--Juan Ramón Jiménez

Antolojía poética