El poeta exige a su Amor que le escriba
Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita,
y pienso con la flor que se marchita
que, si vivo sin mí, quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
tigre y paloma sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena, pues, de palabras mi locura,
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre obscura.
--Federico García Lorca (España)