Sonetos a la Sulamita
IV
A solas, oscuro, sin ti, vacío,
en la vasta noche, sin ti, desierta,
buscándote llego junto a tu puerta,
húmedas mis sienes con el rocío.
El aire en su leve manto sombrío
conduce a tu lecho mi voz incierta,
y tal vez, con ella, mi amor se vierta
de tus sueños plácidos en el río.
O quizá despiertas, y mientras llamo
tiemblas tú con una breve alegría,
al pensar que sufro porque te amo.
Qué ajena tu paz a la angustía mía.
Yo voy por la torva noche insegura,
tú por los caminos de tu hermosura.
--Rubén Bonifaz Nuño
De otro modo lo mismo