Hablar de mis recuerdos es quererte

 

Hablar de mis recuerdos es quererte.

Risa y penas antiguas se detienen

en la ribera de tu amor cumplido.

 

 

Desde tu orilla puedo darme al viento,

darme a los días en que tu no estabas,

cuando en mi corazón eras apenas

esa ausencia ignorada que nos duele.

 

Vuelvo a mirar los rostros que tenían

la humilde santidad de las medallas,

rostros que tú conoces sólmante

en el duelo parado de mis ojos.

 

Tengo de nuevo abiertas las heridas

y nuevamente lloro viejos llantos.

Los nombres del amor y los del odio

ahora sin temblor vuelvo a decirlos.

 

Ya conozco la cifra de mis sueños,

el certero esperar de mi esperanza,

la raiz de una angustia inexpresable,

el bien y el mal: Conozco mi destino.

 

Todo cuanto me ofrece la memoria,

como un pájaro herido se refugia

en el cálido hueco de tu mano.

Fueron sólo presagios y señales.

 

Ya vivía oculta en mis recuerdos.

Antes de ti mi vida sólo ha sido

el lento aprendizaje de quererte.

 

--Idelfonso Manuel Gil

El tiempo recobrado